EDUCAR EN EL ASOMBRO

17,00 IVA Incluido

Catherine L´Ecuyer.¿Cómo lograr que un niño, y luego un adolescente, sea capaz de estar quieto observando con calma a su alrededor, capaz de esperar antes de tener, capaz de pensar, con motivación para aprender sin miedo al esfuerzo?Los niños crecen en un entorno cada vez más frenético y exigente que, por un lado, ha hecho la tarea de educar más compleja, y, por otro, los ha alejado de lo esencial. Para su éxito futuro vemos necesario programarlos para un sinfín de actividades que los están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se ha convertido en una verdadera carrera para saltar etapas, lo que les aleja cada vez más de su propia naturaleza. Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo, adentrarse en la realidad. Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas, las estridentes pantallas saturan sus sentidos e interrumpen el aprendizaje de todo lo maravilloso que hay que descubrir por primera vez.

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Descripción

Para su éxito futuro vemos necesario programarlos para un sinfín de actividades que los están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se ha convertido en una verdadera carrera para saltar etapas, lo que les aleja cada vez más de su propia naturaleza. Muchos niños se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo, adentrarse en la realidad. Un ruido ensordecedor acalla sus preguntas, las estridentes pantallas saturan sus sentidos e interrumpen el aprendizaje de todo lo maravilloso que hay que descubrir por primera vez.Educar en el asombro es replantear el aprendizaje como un viaje que nace desde el interior de la persona, una aventura maravillosa facilitada por una consideración profunda de lo que reclama la naturaleza del niño, como el respeto por su inocencia, sus ritmos, su sentido del misterio y su sed de belleza.Échale un vistazo ➨

EDUCAR EN EL ASOMBRO
Los niños mientras descubren el mundo, estrenan la realidad, se asombran… El asombro es no dar el mundo por supuesto. Una flor, la luna, una sombra, el verde de las hojas, el viento en el pelo de mamá, una sonrisa… Como decía Chesterton, “en cada una de estas deliciosas cabezas, se estrena el séptimo día de la creación”.
¿Qué ocurre cuando un niño está saturado, bien sea por un exceso de consumismo, por la falta de límites, por una sobre estimulación externa, o por las pantallas estridentes? El ruido ensordecedor acalla sus preguntas. El niño empieza a dar el mundo por supuesto, a pensar que todo le es debido, que las cosas, o peor, que las personas tienen que comportarse como él quiere. Entonces el niño asombrado y agradecido se convierte en un niño cínico, hiperactivo y rebelde, pendiente de que “le diviertan”. Cuando ocurre ese cambio, el niño empieza a tener pataletas con frecuencia, que son manifestación de su frustración ante una realidad que no se amolda a lo que él quiere. Entonces el niño pierde el contexto: piensa que la realidad debe obedecer a sus antojos. Estamos a un paso del niño tirano. Milan Kundera decía que “los niños no son el futuro porque algún día vayan a ser mayores, sino porque la humanidad se va a aproximar cada vez más al niño, porque la infancia es la imagen del futuro”. En un mundo inestable de cambios continuos, Kundera nos dice a dónde hemos de mirar para saber como será el futuro: a los niños.
Una forma inequívoca de mejorar el futuro de nuestro mundo es por la vía de la educación en el asombro y en la belleza. Educar en el asombro es educar al niño en el agradecimiento por la vida, por la belleza que lo que le rodea.
Un niño asombrado no ve, sino que mira, escucha, interioriza. Un niño asombrado está a la expectativa de la realidad, preparado a adentrarse en ella; no es dependiente de ella, esperando con ansiedad o aburrimiento que el mundo le entretenga. Un niño asombrado no teme el silencio, sino que lo busca como a un amigo, en compañía del que se puede reflexionar, pensar, formular preguntas, buscar respuestas. Es un niño creativo, genial. Un niño asombrado tiene una sensibilidad y una atracción natural hacía la belleza. Porque el asombro está provocado por la belleza, y por eso solo un niño rodeado de belleza encuentra motivos para asombrarse. ¿Qué es bello para un niño? Decían los filósofos que la belleza es la manifestación de la verdad y de la bondad. Entonces es bello para un niño todo lo que respeta su verdad y su bondad: su naturaleza, su inocencia, sus ritmos, su sed de misterio… En la medida en que el niño consigue armonizar su orden interior con un entorno que este hecho a su medida, se desvanece en él la tensión y la falta de unidad que bien podrían ser la raíz de muchos de los trastornos que observamos hoy en día en los niños.
Educar en el asombro es replantear el aprendizaje como un viaje que nace desde el interior de la persona, una aventura maravillosa facilitada por una consideración profunda de lo que reclama la naturaleza del niño. En definitiva, educar en el asombro es clave. Y nunca es tarde para educar recuperando el asombro perdido. Descubrir el asombro como algo bueno y deseable y querer recuperarlo es el mejor punto de partida para conseguirlo, porque es, en sí manifestación de asombro.
Catherine L’Ecuyer, Máster del IESE

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Peso0.25 kg

Valoraciones

  1. Jaume Ferrer

    Me gusta mucho como está escrito, pienso que es un libro básico para educadores y padres. Un libro de ágil lectura que toca los puntos fundamentales de una crianza y educación respetuosa con las necesidades y los ritmos de los niños. Poco a poco, y de manera sencilla, nos introduce en la necesidad de educar de una manera más pausada, y utilizando las capacidades con las que las personas nacemos, como es la capacidad de asombrarse.¡Precioso!

    Es un libro bien argumentado y desarrollado en el que se analiza la sobreestimulación a la que sometemos a nuestros hijos (muchas veces sin llegar a ser plenamente conscientes) y en como ello puede repercutir de forma muy negativa en sus habilidades, actitudes y aptitudes futuras.

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